TAL VEZ, LA SOLUCIÓN ESTÉ EN LOS COLORES...
Cualquiera de nosotros tenemos el poder interno de permitir que los mensajes negativos puedan controlar nuestro estado de ánimo, nuestros pensamientos, nuestros comportamientos, nuestras decisiones, nuestros deseos… O no...
Pero lo cierto es que los objetos que nos traen malos recuerdos, las personas negativas que son capaces de "inyectar" pesimismo en los demás con sus oscuras y trágicas historias, los personas que se muestran frías e indiferentes con nosotros, sea lo que sea lo que les contamos, las que solamente buscan nuestra compañía por un mero interés utilitario y egoísta...
Son verdaderos obstáculos que nosotros permitimos entrar en nuestra vida cuando se nos ponen enfrente... Y nos centramos demasiado en ellas, corriendo el peligro de no preguntarnos qué esconden detrás de sí mismas, si es posible que podamos aprender algo productivo de ellas, o si seríamos capaces de superarlas…
Como cada noche tiene amanecer, también todo problema tiene solución… Y así ocurre con el problema de los malos recuerdos y el de las situaciones difíciles que se nos presentan a lo largo del camino de nuestra vida...
Cuando una persona que está a punto de deprimirse decide encerrarse en un cuarto oscuro, es evidente que el resultado no podrá ser otro que incrementar la profundidad de su depresión…
Eso fue lo que a mí misma me sucedió ese año del 2002, cuando mi hijo murió en un accidente y yo no estaba allí en esos momentos… El sentimiento de una culpabilidad extrema por no haber estado junto a él me perseguía a todas horas, y opté por encerrarme en mis pensamientos y en mi casa, sin querer hablar con nadie…
Pero, de pronto, sentí que me estaba deprimiendo demasiado, un día, por fin salí a caminar para intentar tranquilizarme...
Hacía una bella tarde en la plaza del pueblo, la primavera había llegado y había llenado todos los rincones de la plaza de alegres colores… Y observando ese milagro de la naturaleza, empecé a notar que me sentía mejor, aunque todavía sin ser totalmente consciente de ello...
De pronto, encontré a un anciano sentado en un banco y, sin saber por qué, me senté a su lado y, sin poder hacer nada para evitarlo, comencé a expresarle toda esa amarga tristeza que invadía mi interior… Y aunque no me conocía de nada, aquel anciano me dijo algo muy importante que jamás podré olvidar:
"Cuanto más te encierres y te envuelvas en tu mundo de colores grises, menos podrás ver los colores de la vida. Mírame a mí ahora, viejo y cansado… Pues salgo de mi casa cada día a observar la naturaleza, algo que ignoré cuando era joven y me encontraba hundido en mi mundo de inseguridades, de temores, de celos... Todos estos son los colores grises de la vida”.
Y, después de escucharle, me di cuenta de que, probablemente yo estaba en esa misma situación: hundida en mi mundo de colores grises…
Si alguien me hubiera dicho lo bella que es la luz del sol y me hubiera mostrado la hermosura de los colores de un bello paisaje, no habría podido admirarlos, porque dedicaba tanto tiempo al color de la tristeza que no me quedaban minutos para dedicárselos a los colores alegres de la alegría y de la vida…
Y decidí, entonces, hacer a un lado esos colores que me ahogaban en un mundo incierto, lleno de tristezas y temores, y me di la oportunidad de dar una caminata por la naturaleza, llena de vida y hermosos y múltiples colores… Donde quizá podría encontrar también personas que me podrían llenar de entusiasmo.
Aunque también sabía lo que de verdad debía hacer antes, era iniciar una búsqueda en pos de lo que sé que me hace feliz…
Quizá ya no estaba esa persona que tanto amaba, o no podía obtener aquello que anhelaba, pero todavía podían quedar muchas de las cosas con las que podía empezar una nueva vida… Ver mi canal favorito, caminar por el campo, leer, conversar, crear… En fin, hacer cosas que me gustaran y que otras personas desearían poder realizar y que tal vez no pudieran...
He conocido anécdotas de personas limitadas físicamente pero que son felices de todas maneras, porque utilizan lo que está a su alcance para conquistar de nuevo la felicidad...
Y si ellos han podido, ¿por qué no voy a poder yo?
Y es que creo que todo es cuestión de actitud… ¡¡¡Y de desear de corazón cambiar los colores de tu vida!!!
Inspirado en un texto de Bacilio Emmanuel
Pensé en ti cuando escribí esta entrada, aunque también lo hice para mí misma,
a ver si realmente consigo convencerme que el mundo no sólo es "blanco" o "negro",
sino que, como el arco-iris, tiene multitud de tonalidades que tantas veces olvidamos,
llevados por la preocupación que nos causas nuestros problemas (y que hemos
de reconocer tú y yo no no son pavo de moco), pero que también debemos hacer
un esfuerzo para intentar cambiar nuestra predisposición ante esa vida
difícil que nos ha tocado vivir... Por nosotras mismas y por esas personas
que tanto amamos y que estamos viendo sufrir... Porque cura más una
sonrisa, que un frunce de preocupación en la frente, el brillo de unos ojos
que el rictus serio de una boca... Y pensé que esta entrada podría ayudarte
tanto como estoy tratando de que me ayude a mí...
Porque te recuerdo que la felicidad está dentro de nosotros, y que es
tan sólo una actitud, una predisposición ante la vida positiva o negativa
que nos lleva a decidir nosotros mismos si queremos ser felices o no...
Y ello, al margen del entorno en el que nos encontremos o de
las duras circunstancias que hayamos de estar viviendo...
¡¡¡Porque la felicidad es vida!!!
Muchas gracias mi gran amiga por acordarte de mi al enviarme esta entrada tan positiva, espero que le sirva al que lo lea.